Sucede de manera permanente en vehículos particulares y de servicio público, de hecho significa un gran descuido por parte de quiénes los llevan o los acompañan. Como vemos, resultan ser siempre los más expuestos y somos los adultos los que los exponemos, cada vez con mayor frecuencia.
Ver a niños con los brazos, la cabeza o alguna parte del cuerpo fuera de un vehículo, no nos resulta tan extraño pero sí lo es, al lado de ellos siempre está un adulto descuidado que pone al menor en riesgo. Las normas de tránsito prohíben estas situaciones pero son inobservadas a diario. Lo vemos en los micros, en los taxis y en autos particulares, pequeños con las manos y brazos fuera del motorizado en pleno movimiento, peor aún en una ciudad de calles tan estrechas y tráfico tan apretado que obliga a los conductores a circular casi pegados unos a otros. Llama la atención que los padres de los menores no se inmutan y sólo miran lo que hacen sus hijos, que por ser niños e inmaduros, no pueden medir el peligro que corren. Hemos visto episodios en los que lo comentado sucede frente a los mismos policías, que igual no hacen nada, el vehículo sigue su curso con medio cuerpo del niño afuera. Algunos dice que es una cuestión cultural, creemos que es más de falta de educación general, ya que a nadie le preocupa ni le llama la atención, en otras palabras, es normal que suceda y, por tanto, no está mal, es una práctica común y corriente que se ha convertido en parte de nuestro vivir.
Cuánta falta nos hace que las instituciones aporten con campañas de educación para nuestra gente en muchísimos aspectos. En vez de seguir mostrando la imagen de la autoridad de turno, se debería educar a la población, en especial a los más pequeños, que son quiénes terminarán enseñando a los adultos.