
Por: Lic. María Celeste Torrez Soliz
Estos años han llevado a la tecnología a descubrir un sinfín de oportunidades, con el desarrollo de la inteligencia artificial (IA), alcanzando un nivel en el que puede cambiar completamente la forma en que enseñamos y aprendemos. Por esta razón, la idea de utilizar la IA en la escuela resulta emocionante, pero también plantea preguntas y preocupaciones significativas.Imaginemos un programa educativo apoyado en la IA. Los estudiantes podrían tener acceso a un asistente virtual que les ayudaría a entender conceptos complejos en tiempo real. Además, la IA podría personalizar el proceso de enseñanza para cada uno, enfocándose en su estilo de aprendizaje. Esto significa que ninguno se quedaría atrás, ya que el sistema estaría diseñado para adaptarse a cada individuo de forma específica.De manera que, con esta tecnología se puede lograr que la educación sea más accesible incluso para las personas con discapacidad o limitaciones de aprendizaje, pues los métodos pedagógicos pueden dirigirse a las necesidades específicas de estudiantes con discapacidades visuales o auditivas, al mismo tiempo proporcionar materiales complementarios.La IA también podría ayudar a los docentes a identificar patrones en los datos de los estudiantes, lo que les permitiría ajustar su enseñanza y mejorar los resultados de aprendizaje. Conjuntamente, los profesores podrían utilizar la IA para automatizar algunas tareas y centrarse en actividades más creativas y demostrativas, como el diseño de actividades innovadoras y la tutoría individualizada.Sin embargo, como en cualquier innovación, la implementación de un modelo educativo que incluya a la IA como herramienta didáctica, tiene sus desafíos. Uno de los principales retos puede ser el asegurarse de que el sistema sea ético y justo para todos los estudiantes. La IA como todo tipo de tecnología no debe ser utilizada para reemplazar a los docentes, sino para complementar el trabajo de aula, potenciar el proceso de enseñanza y ampliar el autoaprendizaje.Otro riesgo considerable es la privacidad y seguridad de la información de los estudiantes. Al programar una inteligencia artificial se necesitan grandes cantidades de datos para funcionar, lo que significa que los sistemas educativos con base en la IA tendrían que recopilar y analizar demasiada información sobre los escolares. Es así que puede existir el peligro de que estos datos sean utilizados de manera inapropiada, como para la segmentación de mercado o para el seguimiento y vigilancia indebida de los educandos.En síntesis, la incursión de un sistema educativo con inteligencia artificial tiene el potencial de revolucionar la educación de una manera nunca antes vista. No obstante, también es fundamental ser consciente de los posibles riesgos y preocupaciones asociados con el uso de la IA. Por lo tanto, es indispensable abordar estos problemas y tomar medidas para garantizar que la IA se utilice de forma responsable y ética en la educación.