El desorden de los carteles que inundan la ciudad

EDITORIAL

En el caso de Tarija, más allá de lo pintoresca que es por su estilo colonial y los regalos de la naturaleza, en la medida que ha ido creciendo, también ha ido proliferando el que cada uno haga lo que quiera dónde y cuándo quiera. Peligroso síntoma que se traduce también en políticas erróneas de sus autoridades que cada día se percibe con mayor énfasis.

Los carteles publicitarios que están esparcidos por doquier, ya no solo ocupan el centro de la urbe, como era hace unos años, están en casi todos lados, aunque existen arterias de mayor movimiento comercial que lucen multicolores.

Existe una reglamentación sobre el tema pero hacerla cumplir parece más que complicado. Lo sugestivo es que no podemos sólo mirar las estructuras que van de manera transversal a la calle, sino también los cientos de otros anuncios que van pegados a las paredes, a lo largo de las puertas o apoyados en las aceras, parecería que eso es legal y está permitido pero no es así.

Hay calles en las que se combinan carteles improvisados de fotocopiadoras, abogados, notarías, farmacias, etc, la gama es amplia, muy diversa y casi pasa desapercibida para nuestros acostumbrados ojos.

No podemos resignarnos a que el desorden sea parte constante de nuestras vidas. Para eso debe imponerse el principio de autoridad pero primero tiene que haber autoridad que lo imponga. Si no definimos las maneras en que esto debe suceder, seguiremos siendo parte de lo que hoy somos.