
Cocodrilos, tortugas, patos, distintos tipos de monos y pájaros figuran entre los amigos cercanos del capibara: el roedor más amigable del reino animal.
Un capibara común puede llegar a pesar 90 kilos. Con un gesto serio —casi estoico— y los cuatro dedos pesados que tiene en cada una de sus patas, podría pasar por ser un roedor feroz que vive en perfecta soledad, disfrutando de los lodazales en los bosques húmedos de América Latina. La naturaleza cuenta otra historia.
Gallinas, monos, tortugas, diversos tipos de pájaros. Para el capibara (Hydrochaeris hydrochaeris) por su nombre científico— no hay límites en el terreno amistoso. La ciencia no tiene todavía una respuesta para explicar por qué este animal es tan bien recibido entre diversas especies salvajes.
Una de las explicaciones que se ha dado es su carácter siempre apacible. En general, no es un animal agresivo, ni se distingue por hacer mucho ruido. Como es excelente nadador, otros animales más pequeños se apoyan en él como «autobús» para cruzar cuerpos de agua en movimiento.
En general, el capibara es un animal que prefiere realizar sus actividades en horarios crepusculares. Disfruta de permanecer en el agua mucho tiempo y se le encuentra comúnmente cerca de lodazales donde puede humectar su piel, ya que algunos pedazos están expuestos, sin su característico pelaje rojizo.
Por su parte, las crías de capibara son notablemente precoces en la búsqueda de recursos. A los pocos momentos de haber nacido, son capaces de identificar y seguir a sus madres para conseguir hierbas nutritivas para alimentarse. A los 15 meses de edad, ya alcanzaron la pubertad, y pueden llevar vidas de 10 años en promedio.
Además de siempre llevarla bien con una gran diversidad de animales, el capibara nunca está solo. De manera general, se le encuentra con sus pares, en grupos numerosos de hasta 20 ejemplares. A pesar de esto, en general se le avista con miembros de su propias familia, ya que si un capibara ajeno se acerca, posiblemente no será bienvenido.