Mirando hacia el oriente

EDITORIAL

Países del “tercer mundo o subdesarrollados” con una incipiente o inexistente industria abrieron sus puertas de par en par a lo que viene desde la China, productos baratos y al alcance de todo bolsillo pero de calidad “mas que dudosa”. La China comenzó a vender juguetes que finalmente “tumbaron” a los “de marca” que son mucho más caros. Luego fueron telas, tejidos, bisutería, electrónicos, electrodomésticos, celulares, etc…no se puede decir que no produce este país de empresarios agresivos y multimillonarios a pesar del comunismo. Grandes empresas americanas y europeas también cayeron en la necesidad de jugar con el precio sin arriesgar otros parámetros, abrieron fábricas en la China al punto que ya “casi nada” es producido sino es en este país. Pensar en conducir un automóvil chino hace 5 años era una broma de mal gusto, hoy todos nos hacemos la idea de que pronto sucederá. Expertos predicen que en 10 anos, 5 de cada 10 personas en el mundo será dueño de un auto “made in China”.

El fenómeno de los productos chinos dejo de ser eso y se convirtió en una realidad en la que el mercado de consumo barato se “traga” la esperanza de ver un país con una industria fuerte que le permita autoabastecerse y en algún momento exportar lo que produce.

Se intenta con grandes esfuerzos que los productos tengan un precio que le resulte accesible a la mayoría para que se puedan comprar y así generar utilidades crecientes. Las mega empresas recurren a mano de obra e insumos baratos pero esa combinación no les permite en la mayoría de los casos producir con calidad. Esos estándares, los de calidad, son másestrictos y controlados dependiendo del país del que se hable, los del “primer mundo o desarrollados” son muy exigentes con la intención de proteger a sus consumidores pero al mismo tiempo su industria. Se promueve el consumo de lo producido internamente y para lo que viene de afuera se establecen reglas que se deben cumplir si se quiere vender. Con estas medidas se garantiza en el ámbito comercial, una competencia sana y leal que no “perfore” la industria nacional.
Sin duda quien tiene márgenes de utilidad en lo que produce, mientras más venda mas gana, así se multiplican los ingresos y la empresa crece. El equilibrio entre precio y calidad está marcado por una línea muy delgada y se ha posicionado la idea de que lo más barato es de menor durabilidad. Con la dinámica actual se establecen ciertos criterios que se basan en la relación costo-beneficio.