La otra cara de la realidad en las calles de la ciudad

Tarija es un departamento que ha decrecido en los últimos años y que no guarda relación con los números positivos que se registraron por los ingresos por regalías hidrocarburíferas en estos últimos 15 o 20 años. Muchos apostaron por esta tierra alimentados por el boom del gas, un gran presupuesto y mucho dinero en la calles… llegaron y chocaron de frente con la realidad y tuvieron que buscar formas de sobrevivir. Con preocupación vemos cómo se han proliferado las personas que piden ayuda, asistencia, limosna, por toda la ciudad capital, desde niños hasta ancianos, hombres y mujeres, la pobreza no discrimina y cada quien se las rebusca. Eligen el centro y también las arterias comerciales porque saben que por ahí circula más gente y tienen más posibilidades de conseguir dinero para alimentarse. El cuadro es desolador, familias enteras que prácticamente viven en la calle teniendo que estirar la mano para sustentarse. Dijimos que muchos llegaron desde otras regiones de Bolivia pero también se sumaron los oriundos de esta tierra, al no encontrar trabajo, al no poder impulsar iniciativas particulares, no tuvieron otro remedio que salir a buscar su futuro. Es un mal síntoma que el número de mendigos en Tarija siga creciendo, debe preocuparnos y son las autoridades las que deben apostar por la reactivación de la economía y darles una fuente de empleo digna, sabemos que no esa fácil, que no es sólo cuestión de decir y eso no es suficiente.