La difícil búsqueda del bien común y del buen vivir

Un día cualquiera nos llevamos la desagradable sorpresa de que alguien se tomó un tiempo para dedicarle unos “brochazos” a nuestras paredes, actitudes incomprensibles que se traducen en actos vandálicos. El vecino que tiene que soportar el pintarrajeo de sus muros, queda desanimado para volver a pintarlos pues tiene un costo y no vale la pena, ya que volverá a suceder, el municipio no tiene los mecanismos para garantizar que no será así y tampoco incentivos para que se tengan las fachadas limpias y bien pintadas en el marco de una política de impulso al turismo. Tampoco se ha logrado construir en el ciudadano esa conciencia común de cuidado y mantenimiento de sus propias viviendas y menos de las que son de otros, tareas de educación han sido y son descuidadas para enfrentar el no importismo y y la dejadez. A veces ni siquiera se respetan edificios públicos que son parte del patrimonio cultural que tenemos, nunca se sabe nada ni quién lo hizo, a las autoridades es como si no les sorprendiera y al autor tampoco pues tiene libertad irrestricta para hacerlo.Por otro lado, no todo el peso puede caer sobre los que caminan pintarrajeando paredes. Hay otros que también ensucian y lastiman, más todavía, en particular después de una campaña electoral, las normas municipales no se respetan y se hacen cumplir a medias, los postes y paredes tienen tonos multicolores que muestran los restos de un proceso depredador. Pero no sólo en época de elecciones los muros sufren la acción devastadora de los que no respetan lo que es de todos y la propiedad privada, grafiteros con complejos de Dalí que exponen su dizque arte deformado sin importarles lo que dañan. Dibujos, mensajes, frases, etc. que necesitan de un lugar donde mostrarse, escondiendo las facetas de personalidades extrañas que se parapetan en la oscuridad de la noche para no ser sorprendidas, porque saben que lo que están haciendo no es legal y raya la desadaptación. Es tiempo de trabajar para que se acaben los muros sucios con publicidad política o con textos de toda índole. Es tiempo de sumarnos a la búsqueda del bien común y del buen vivir.