jueves, diciembre 7, 2023
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Ante los delirios del eterno Evo Nerón, la resiliencia del Eternauta

Eduardo Claure

El Eternauta, es una historieta argentina seriada de ciencia ficción creada por el guionista Héctor Guzmán Oesterheld y el dibujante Francisco Solano López, publicada en Hora Cero Semanal desde 1957 hasta 1959; tuvo cantidad de secuelas y muchísimas reediciones -36- desde 1961 hasta el 2019. Una historia fantástica y apasionante que deleitaba a la niñez, juventud y adultos de aquellas décadas y posteriores. La obra, desde una perspectiva política, en calidad de alegoría, contiene un códice cifrado de resistencia a la opresión política, dictatorial, al abuso y a la búsqueda constante y sin decaimiento por la liberación de un gran colectivo social sometido, del que no decae nunca sus ansias de libertad, hasta alcanzarla. Evo Morales cree que el proceso de cambio es cíclico, y él, un personaje reeditado permanentemente. La paradoja de la recurrencia recuperó una idea que apareció con frecuencia en las filosofías antiguas y está presente también en la filosofía hindú actual: el mito del “eterno retorno”. Según este mito, la historia del mundo a largo plazo es cíclica. Todos los eventos históricos finalmente se repiten, quizás muchas veces, puede que infinitamente. El filósofo alemán Friedrich Nietzsche estaba convencido de la verdad de esta idea. Nietzsche afirmó que esta visión del eterno retorno refutaba la teoría de la “muerte térmica” del universo. Casi al mismo tiempo, en 1889, el matemático francés Henri Poincare publicó un teorema sobre la posibilidad de recurrencia en los sistemas mecánicos. Según Poincaré, a pesar de que el universo podría sufrir una muerte térmica, finalmente terminaría resucitando. En esta paradoja de contexto, el reinado del emperador romano Nerón generalmente se liga a la tiranía y excentricidades que han quedado grabadas en la memoria histórica de la humanidad, se lo recuerda por una saga de ejecuciones sistemáticas en contra de sus oponentes, incluyendo la de su propia madre y de su hermanastro Británico, la imagen más conocida es la de Nerón tocando su lira recitando versos mientras Roma ardía, y, cuando no, se lo recuerda por su sañuda persecución a los cristianos. No existen registros que mencionen aspectos favorables de su personalidad, salvo su enorme popularidad en el pueblo romano por su fuerte dosis de gobernabilidad basado en los espectáculos que organizaba en el Circo Romano y las dádivas de aprovisionamiento que otorgaba al pueblo y otros “sectores” privilegiados, que fue una constante en la historia del imperio y dieron lugar a la sentencia popular “pan y circo”. Nerón, durante “su gestión”, concentró sus actos políticos en la diplomacia, el comercio, militarmente resalta su éxito contra otros imperios (Parto y la rebelión británica) y con Grecia, a quienes dedicó especial atención para mejorar sus relaciones e intentó incrementar el “capital cultural” del imperio romano mediante la construcción de varios teatros y la promoción de competiciones de pruebas atléticas en muchísimos lugares de su extenso territorio. Estableció los Quinquenales Neronia, que eran juegos esplendorosos donde se presentaban actos de poesía y teatro, este último no era bien visto por cuanto eran considerados únicamente para las “clases bajas” por su “inmoralidad”, además de iniciarse un duro cuestionamiento a su carga presupuestaria que significaba para el Estado en beneficio de su propio capricho de popularidad. El periodo histórico del reinado de Nerón, estuvo plagado de conspiraciones, usurpaciones de poder, crímenes, exilios, desapariciones forzadas y otras “formales” mediante la violencia, la cicuta y otros brebajes ponzoñosos. La consolidación de su poder incluyó “necesariamente” el usurpar progresivamente las prerrogativas del Senado a quienes había prometido devolverles privilegios que habían ostentado durante la anterior época republicana, en respuesta los senadores reclamaron a Nerón su “olvido” de aquella promesa política, lo que motivó las cadenas sucesivas de conspiraciones internas y, se sucedieron las “correcciones radicales” correspondientes contra los atrevidos detractores. En el año 68 tuvo lugar un “golpe de Estado” en el que estuvieron involucrados varios gobernadores, tras lo cual, aparentemente, lo forzaron a suicidarse, tenía 30 años y su reinado duró 14 años. Fue un periodo de constantes sospechas y condenas políticas, de conspiraciones, traiciones y represión despiadada, que culminaría con el suicidio del emperador tras haber sido declarado enemigo del Estado por el Senado de Roma. Nerón intentó siempre en complacer a las clases bajas, acciones muy criticadas por su obsesión de ser popular; en ese periodo, se conocía a Roma por el derroche de recursos a manos llenas y por sus frecuentes visitas a prostíbulos y tabernas. La época de su reinado no estuvo exenta de conspiraciones, adulterios, desapariciones y “eliminaciones extra judiciales” para conservar el poder. Británico, hijo del Emperador Claudio cumplió 14 años, convirtiéndose en una amenaza para el poderoso trono, entonces el joven murió repentinamente un día antes de ser proclamado adulto, especularon que murió de un ataque violento de epilepsia; Nerón se deshizo de conspiradores que a su turno pagaron cara su osadía, como el caso del Senador Cayo Calpurnio que junto a otros intentaron someter al poderoso bajo la figura de “liberar al Estado” y restaurar la República, todos ellos fueron ejecutados. Nerón, engreído artista y frustrado atleta participó activamente en los juegos Olímpicos del año 66-67 con el propósito de elevar sus relaciones con Grecia y demostrar el dominio romano a los helenos y al mundo; participó como conductor de un carro de diez caballos y casi murió al sufrir una caída de su cuadriga. Las “victorias” de Nerón se dieron por su condición de Emperador y al soborno de los jueces, dicen. En este relato de matiz histórica, así como la filosofía de Marx se basa en el poder de la materia, el pensamiento de Nietzsche supone la reafirmación del valor de la vida como idea suprema. Pero desconoció lo que Freud llamaría años más tarde el instinto de muerte, que destruiría Europa en 1914 en una guerra devastadora y absurda. A pesar de su vitalismo irracional, Nietzsche tenía razón en una cosa: la historia no progresa linealmente ni evoluciona hacia lo absoluto, como sostenía Hegel. La historia es un espectáculo caótico, donde todo se repite, aunque sea en clave de farsa. En este contexto histórico, el pueblo boliviano ha demostrado democráticamente en las calles que es posible derrotar a tiranías creídas en eternas, ha demostrado que el lugar de la juventud debe ser preeminente en su presencia en los espacios políticos y no precisamente partidarios, las plataformas ciudadanas y las “pititas” tienen la oportunidad de recrear una ideología nacional, boliviana única, integradora, multicultural y de un entretejido social que debe tener oportunidad de reencauzar el desarrollo. En estos tiempos de incertidumbre política, ideológica y conceptual respecto a nuestro desarrollo, se hace necesario volver los ojos y las reflexiones a las construcciones básicas. El desarrollo y el término muy relacionado: desarrollo sostenible, tienen respuestas importantes a los cuestionamientos que nacen cuando la crisis genera reflexión en cuanto a la validez de los fundamentos sobre los que se construye la acción. Se parte de la premisa de que lo que era tomado como principios axiomáticos, después de todo, no están fuera de discusión y que lamentablemente no se hallan en ninguna de las propuestas de desarrollo planeadas por los partidos en las pasadas elecciones de octubre 2019 y en 2020: el desarrollo sostenible y sustentable está ausentes, tampoco se vieron explícitamente las propuestas para superar el racismo, la discriminación, la corrupción, el narcotráfico y la gestión de los recursos naturales renovables, sin tampoco tener elementos para la salud y la educación o la cacareada industrialización, menos hablan de la seguridad alimentaria o el avasallamiento de tierras. La reflexión frente al desarrollo sostenible parece estar superada en la mentalidad de los candidatos de siempre obsoletos y sin mirada al futuro globalizado y sin estrategias geopolíticas, no hay lugar a discusión que no han superado la definición del Informe Bruntland de 1987 que estipuló el significado: “El desarrollo sostenible es el desarrollo que satisface las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades. Sin embargo, la defensa de intereses particulares por parte de actores específicos, los acercamientos y enfrentamientos políticos y los abordajes disciplinares hacia la planificación, no están presentes en las propuestas políticas de los referentes de partidos actuales, y, ojalá el liderazgo juvenil y su movilización sacuda a la Ley de Organizaciones Políticas que impide disponer a la sociedad civil organizada a tener un rol efectivo en las transformaciones que la nación boliviana requiere. La historia es cíclica, pero es posible influir sobre ella, hay que impedir que retornen los emperadores y dictadores, pero también hay que evitar que, bajo discursos de exacerbado regionalismo con aspiraciones federales, surjan las disputas económicas, de clase y “raciales” que terminen destrozando la poca y débil unidad boliviana, que, sin duda, podría exponer al país a otro perverso pasaje histórico cíclico, que tal como se escucha, Evo Nerón, está recorriendo varios puntos del país, convenciendo que cuando él era jefe supremo había dólares a raudales, y volverán bajo su nueva gestión bicentenaria, incrementará el “Bono sol”, subirá las rentas, aplicará una economía de mercado, pero no “neoliberal”, etc. Mientras “lucho” entrega obras por doquier -a sectores de pura cepa masista que reciben con una mano y votan con la otra- e intenta concertar con el empresariado cruceño, Vicente Cuellar visita Oruro, se dice como precandidato a algo, de mano de aquella azul, que vuelve a desplegar como tentáculos Evo Nerón; mientras la ALP se aplaza en la “elección” de magistrados y la sequía -por negligencia de gestión pública- debe ser atendida con prioridad y suma urgencia, ahora y para lo venidero, entre todos.

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