Hoy que tenemos concejales que dicen que su labor de fiscalización fue obstaculizada por la anterior directiva del Concejo Municipal, es preciso establecer algunos parámetros que pongan en claro las obligaciones de estas autoridades que, muchas veces, dejan pasa y dejan hacer a discreción al alcalde de turno, porque si no fuera así, no tendríamos tantos elefantes blancos ni millones de bolivianos gastados sin explicación alguna.
Los concejales municipales tienen la importante obligación de fiscalizar el uso adecuado de los recursos públicos en sus comunas. Esta labor es fundamental para garantizar la transparencia y la eficiencia en la gestión de los fondos municipales.
Los concejales deben velar por el correcto uso de estos recursos, supervisar la ejecución del presupuesto municipal y asegurarse de que los fondos se destinen a proyectos que beneficien a la comunidad. Además, tienen la responsabilidad de ejercer un control activo sobre las acciones del alcalde y del equipo de gobierno, asegurando que se cumplan las normativas y que se evite cualquier tipo de malversación o corrupción.
Es vital que cumplan con esta obligación de fiscalización de manera diligente y comprometida, ya que de su labor depende en gran medida la buena gestión de los recursos públicos.
Precisamos concejales efectivos, que miren de cerca y que no sean serviles, que le respondan a quien votó por ellos y les dio el encargo de proteger sus intereses. Necesitamos autoridades que se impongan ante supuestos bloqueos e impedimentos para que fiscalicen o controlen. No queremos más concejales que se quejen sino más bien, que den respuestas e informes de su trabajo y si es el caso, que denuncien irregularidades y corrupción, cueste lo que cueste y caiga quien caiga.