
No estamos educados para respetar las reglas del juego que nosotros mismos trazamos, nuestro comportamiento es cada vez más primitivo y basado en el interés particular, olvidando el colectivo. No sólo revelamos nuestra falta de educación al conducir un vehículo, sino también cuando nos convertimos en peatones, somos de aquellos que obviamos los pasos de cebra porque no los usamos, así que poco importa si un automóvil esta sobre ellos, apelamos a cruzar una calle por cualquier lado, abusando de nuestra condición, somos de los que caminamos por la calzada en vez de usar la acera, los que hacemos parar un taxi en cualquier lugar, los que tomamos un micro lejos de su parada oficial. Cuando estamos detrás de un volante nos convertimos en la otra cara de la moneda, obviamos los carriles y vamos por media calle, no respetamos los pasos habilitados para el peatón, nos detenemos en cualquier lugar, abusamos de la bocina, estacionamos en lugares no permitidos, ocupamos espacios destinados al transporte público… nos transformamos en un riesgo para la sociedad, textualmente.Estacionar los automóviles en doble fila, hacer algo prohibido, es lo más común, igual que parquear en ambos lados de la calle. Lo primero ya ocasionó graves y fatales accidentes, lo segundo es pan de cada dia en nuestras estrechas y céntricas arterias, lo explicado sucede a vista y paciencia de la población y también de la policía de tránsito, que tiene épocas para controlar mejor, pero a estas situaciones no les presta la menor atención.No podemos cerrar los ojos ante lo evidente y debemos encontrar formas de combatir la falta de educación, está demostrado que sólo multando o sancionando los resultados son iguales o peores, sólo con instrucción podremos revertir este fenómeno, instituciones como la Alcaldía que tiene bajo su responsabilidad la ciudad y sus calles, deben destinar por lo menos el 50% de su publicidad en medios de comunicación a orientar, formar, educar. En vez de destacar la gestión del político que se convirtió en autoridad, se debe apostar por la educación del pueblo, de la gente, sólo así conseguiremos una ciudad amable, razonable, organizada, sin eso…. no, más allá de las frases bonitas, rimbombantes pero absolutamente vacías.