Sabores y gustitos de esquina en equina

Es muy cierto que nuestras costumbres van más allá de lo que las normas de convivencia social que se han ido implementando establecen, especialmente en un pueblo que no renuncia a sus tradiciones por sentirlas como parte de su identidad.

Desde siempre en Tarija se ha cultivado el hábito de comer en la calle, de a pie, sin muchas comodidades, sin exigencias superfluas, probar esos platos típicos sabrosos preparados para distintas horas del día, refrescarse con aquellas bebidas que forman parte de nuestro menú criollo. Sucede que encontramos en diferentes lugares y dependiendo del horario, comidas de diferentes características… el saice, la sopita, el picante, las empanadas, etc, así como el combinado, la aloja de maní o cebada o la linaza… en ese sentido el tarijeño es muy gustero, no hay que lo detenga, ni el trabajo, porque es cuando más presencia de personas se registra en ciertos lugares donde se venden estas comidas.

Pero más allá de estas peculiaridades tan nuestras, no podemos dejar de reconocer que los puestos callejeros se han proliferado y ya no estamos hablando de la Tarija de 50 mil habitantes ni de los muy conocidos comercializadores de sus comidas… ahora somos muchos más, tanto quienes nos alimentamos como quienes preparan y ofrecen estos servicios. Eso obliga a reflexionar, en especial sobre las condiciones de salubridad y limpieza con que se preparan dichos platos, sobre si son supervisados por autoridades de salud alimenticia, sobre si cuentan con algún permiso que legalice su actividad y establezca responsabilidades si es necesario.

El nuevo escenario obliga a las instituciones llamadas por ley a definir nuevos mecanismos que le brinden garantías a la población, no podemos seguir pensando ni actuando como hace 20 años atrás pero también nos empuja a nosotros como consumidores a coadyuvar en estas tareas de control. La informalidad manifestada en las calles vendiendo comida a la gente es un peligroso elemento que debe ser controlado y legalizado si es preciso, sometiendo a esos negocios si es necesario a estrictas verificaciones de calidad para no exponer la salud pública.